Cambiando la desconfianza por la confianza en el SeƱor
- Hattie GarcĆa de Tiburcio š¹
- 5 abr 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 abr 2023
Siempre me fijo con especial interĆ©s en los personajes bĆblicos que aparentemente no son de gran relevancia; pero que, sin embargo, han sido tomados muy en cuenta por el SeƱor para bendecirles. Una vez mĆ”s Ā”el SeƱor no hace acepción de personas, ni siquiera entre judĆos y los que no lo son! Sólo basta que haya un corazón que le tema y que haga justicia (Hch. 10:34-35).

El eunuco Ebed-melec, no era israelita, pero vivĆa en la casa real en tiempos del rey SedequĆas y supo del abuso que estaban cometiendo contra el profeta JeremĆas, a quien en base a calumnias los oponentes a su mensaje de parte de Dios le habĆan echado en una cisterna cenagosa con el fin de que allĆ muriera de hambre. Ebed- melec denunció esto y logró sacarle de allĆ por disposición del rey. En virtud de esto Dios, que todo lo ve, por medio de JeremĆas le aseguró a Ebed-Melec que estuviera en paz, tranquilo porque Ćl
le iba a librar cuando JerusalƩn cayera en manos de los implacables y crueles babilonios:
Pero en aquel dĆa [Ebed-melec] yo te librarĆ©, dice JehovĆ”, y no serĆ”s entregado en manos de aquellos a quienes tĆŗ temes.Ā Porque ciertamente te librarĆ©, y no caerĆ”s a espada, sino que tu vida te serĆ” por botĆn, porque tuviste confianza en mĆ, dice JehovĆ”. JeremĆas 39:17-18.
Dios conoce muy bien a los que confĆan en Ćl. No es una confianza fortuita, pensando en que tal vez el SeƱor pudiera intervenir en nuestra situación. La confianza en el SeƱor no es ruidosa, tampoco se construye en la prisa, sino que se obtiene en el trato y comunión apacibles del SeƱor y el conocimiento de su Palabra.
Las facilidades que nos brinda la modernidad hacen que prescindamos cada vez mĆ”s de nuestra dependencia en la fidelidad de Dios. Pero el SeƱor sigue aĆŗn muy pendiente de los que le tienen confianza; que creen en Sus hechos poderosos. Que el dĆa que temamos, en Ćl confiemos (Sal. 53:3). La Biblia llama bendito al varón y por supuesto tambiĆ©n a la mujer que confĆa, que tiene confianza en JehovĆ” (Jer. 17:7). El SeƱor Jesucristo de frente a los padecimientos que le esperaban en la cruz, confió en que su Padre no le dejarĆa en vergüenza y por lo tanto tuvo fuerzas para poner su rostro como un pedernal, es decir, como una piedra, firme e inquebrantable ante el crucial desafĆo.

Al confiar en el SeƱor debemos hacerlo con todo el corazón, despojĆ”ndonos, aunque nos duela, de nuestras propias fortalezas y capacidades, y Ćl se encargarĆ” de todo lo que necesitamos (Prov. 3:5).
Confiando en el Todopoderoso somos como el monte de Sion (Sal. 125:1), siempre firmes y seguros, una de las sensaciones mƔs confortantes del ser humano.